Febrero

Es inicio del segundo mes, de esta década del nuevo siglo. Febrero, comienzan los aires a levantar el polvo, las calles se llenan de gentes que transitan sin ninguna dirección, como en el carrusel de la feria, sube y baja, de izquierda a derecha y al contrario del reloj, según lo que cada quien vea o busque. La magia surge de pronto y no hay sombrero de hechicero o mago que la genere, simplemente brota, como si fuera un manantial, seguimos vivos, es el clamor popular, y es que a estas alturas, cuánta gente no ha muerto ya. Se deslizan los pasos por estas mismas calles que desde niño he recorrido, a ellas se han sumado más, algunas estrechas, otras simplemente calles por la función que cumplen, quién pudiera volver a trazar junto a Tatalejos el cuadro que ocupará la parroquia que se erigirá y que de pronto en alguna época un tal Nicolás Campa le cambiará el rumbo, quién será capaz de gritar desde lo profundo de su pecho y levantar la mano en señal de que ya estamos hartos de ver el deterioro de nuestro terruño, quién, quién si no tú, pueblo mismo, levanta tu banderín amarillo con que la negra de la venta de comida que situada en el camino real, alza para dar señal a los bandidos para que se apropien del oro y plata que llevan las carretas provenientes de Zacatecas y quizá, una que otra de Pozos, quién podrá abastecer de agua al sediento pueblo que en vías de desarrollo, de pronto ve su Caracol envuelto en basura y arropado con la contaminación del olvido, mientras la manta protectora del recuerdo lo evoca porque los labios se han agrietado a falta de humedad, quién, Caracol de agua cristalina, quién, podrá devolverte esa brillantez y esa frescura que mis ancestros bebieron de ti. Cuántos pasos más faltan para llegar, cuántos más, para poder ver tu Custodia que ahí, colocada en el adobe es testigo de los días, evocación de las leyendas y manantial para los mitos, quién pudiera verte Custodia, guardiana de éstas tradiciones, tesoro de voces que se cuentan, que te cuentan y te hacen reminiscencia para que puedas seguir vigilando y protegiendo de los demonios que de pronto habitan las calles y no dejan de arrastrar sus cadenas.

Comenzó febrero y la polvareda no se suelta de la mano del viento, sacuden los tejados para anunciar con todo estruendo que la magia de las ilusiones ha llegado, febrero, San José y su fiesta, el Señor del Santo Entierro, devoción, misticismo, entrega, lucha, fe. Tu pueblo te tiene, tú tienes a tu pueblo. Qué tanto hay que saber sobre ti, Señor de milagros concedidos, Señor de súplicas y ruegos. Éste templo de cantera rosada es tu guarida, tu casa, allí, tus fieles te encuentran, este mismo templo es motivo del nacimiento del pueblo que te evoca y te jura fidelidad, allí, cuántos años hace de su erección, cuántas gentes han dejado el polvo de sus pies en tu suelo, cuántas gentes han dejado sus lágrimas en tu eco, sus sonrisas habitan en tu aire. San José está de pie y más que nunca su corazón late y su pasado respira, la memoria está más presente y sobre toda viva.