Reflexión

Un acercamiento al concepto muerte
Jesús Zarazúa Rangel.

A través del tiempo el hombre ha ido evolucionando culturalmente, eso, le ha permitido también una evolución de pensamiento, lo que ha su vez le ha concedido ser más conciente de que está en un mundo terrenal y de que antes de él, han estado otros individuos (también humanos) que le han precedido y a los cuales les rinde culto.

La evolución del pensamiento ha permitido que el ser humano llegue a tener una verdadera conciencia de su presencia y su paso por un tiempo y lugar determinado, es importante resaltar que el hombre (un ser altamente social) tiene necesariamente que cargar con sus muertos sobre los hombros porque estos le dan fuerza al soporte de la estructura social. Los muertos en las sociedades humanas son necesarios e incluso indispensables, ya que con ellos se puede completar el ciclo de la vida, es decir, puede dar vuelta una y otra vez el ciclo de la fertilidad y la tierra puede ser alimentada con la misma vida. Un muerto enterrado, en realidad es un muerto sembrado, ya que su composición de carbono, hidrogeno, oxigeno y nitrogeno; permite que la tierra tenga abono y con esto se promueva la productividad de la tierra y una tierra productiva es una tierra fértil, es decir, tierra que propicia vida. Pero el ciclo de la vida y la fertilidad no se queda en el plano de lo biológico sino que, trasciende al plano de lo espiritual y ese hombre sembrado es un modelo a seguir, es un miembro más de la familia al que se le tiene que recordar y al cual se le respeta su lugar y ese lugar nunca podrá ser sustituido por nadie ya que cada ser humano es único e irrepetible.

Desde tiempos antiguos el hombre ha venerado a sus difuntos y la religión se ha ligado con mayor profundidad a ello, es la que les ha puesto un lugar especial e incluso les ha dado el título de santos.
Para entrar en materia, quizá, tengamos que intentar darle una significación al concepto muerte y podemos empezar por la cuestión gramatical que nos dice que muerte es el antónimo de vida. En cuanto a la filosofía nos dice que la muerte es una desorganización (entropía). La religión (cualquiera que ésta sea) nos menciona a la muerte como el inicio de la siguiente etapa. Y según la medicina la muerte es el cese de las funciones vitales del cuerpo. Recordemos que en las antiguas culturas occidentales, la muerte, es considerada como la separación del cuerpo con el alma, debido a que el alma carece de manifestación corpórea y su partida no puede ser vista. Si nos vamos a definiciones más comunes, es decir, si hiciéramos uso del vox populí nos encontraríamos con que la muerte es el fin de la vida y aún más, nos daríamos cuenta sin la necesidad de analizar a profundidad de que la muerte es lo único que todo el que nace tiene seguro, todo el que nace muere. Revisemos algunos pensamientos desde la antigüedad a cerca del concepto muerte, Sócrates nos dice que “Morir es un cambio de existencia y para el alma es una migración de éste mundo a otro”. Platón menciona “El cuerpo es la prisión espiritual del alma”. Shopenhaver hace referencia a que “La vida es una lucha por la misma existencia”. La Buyere afirma que “La muerte nos llega nada más una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida” y Sófocles nos dice que “La muerte no es el más grande de los males, es peor querer morir y no poder hacerlo”. En realidad es difícil dar una concepción acertada acerca del concepto muerte y más hoy en día en que existen muchas creencias tan diversas que nos llevan por diferentes caminos de creencias, la tecnología puede ser uno de esos caminos aunque siempre está enfocado al bienestar humano por lo que podemos decir que la ciencia, la tecnología y la medicina están en una constante lucha contra la muerte o lo que es lo mismo, están en un combate para hacer que la vida tenga una mejor calidad.

También hay que retomar algunas de las creencias que nuestros antepasados tuvieron acerca del concepto muerte y es más, debemos considerar ciertos aspectos que hicieron de los pueblos prehispánicos, pueblos con alto fervor y culto a la muerte, por ejemplo debemos de recordar que para nuestros pasados el cuerpo estaba dividido de acuerdo con una representación del cosmos,. En donde el rito funerario tenía que ver con la religión pero desde un enfoque sumamente espiritual en donde la experiencia religiosa no sólo era el contacto con el más allá, sino que tiene que ver con una visión completa del universo representada en el mismo individuo humano, de ahí que surgieron no sólo los ritos a la vida (o que es lo mismo a la muerte) sino también surgen sacrificios que sirven para alimentar a la vida que se alimenta de vida para seguir siendo vida, ahora hagamos memoria de los planos astrales en que el cuerpo humano era visto en las antiguas culturas de México, la cabeza representaba el plano celeste, es decir, el cielo, pero no el cielo de vírgenes y Ángeles, sino representado en el plano del universo. Las piernas fueron vistas como la tierra, como aquello que está temporalmente en éste mundo y por último tenemos que los pies representaban el inframundo o el infierno pero no como lo conocemos hoy en día, sino un infierno que sólo está inferior a la capa terrestre y entre los tres se conformaba el ciclo de la vida, la reproducción y al fertilidad y por eso había que devolver a la tierra lo que era de ella. Las nuevas culturas que surgieron a partir del cristianismo le dieron al concepto infierno (inframundo) un sentido dantesco, es decir, demoníaco y terrorífico, pero los antiguos no tenían esa concepción y los rituales fúnebres estaban llenos de creencias sobre que la muerte simplemente era parte de un ciclo continuo.

Veamos ahora que en la concepción prehispánica del cuerpo el alma era la esencia, es decir, la entidad anímica y el cuerpo lo propio y lo específico y de ahí se desprendían los siguientes conceptos:
1) Teololin: que radica en la esencia humana y está ligado al corazón que significa el sol (el sol biológicamente es fuente de vida y el corazón en un cuerpo es lo más representativo de la vida).
2) Tonalli: que radica en el cerebro o cielo alto, está ligado a la personalidad y a la individualidad de cada ser.
3) Illoti: ligado totalmente al hígado; es decir, a las pasiones y también a seres fantasmales y a las enfermedades, de cierto modo identificado con la luna que nos pone de inmediato la imagen de la noche.
Cuando el hombre comienza a tener diferentes concepciones no sólo de la muerte sino de la vida, se da cuenta que estos conceptos no pueden desligarse, tanto la vida está ligada a la muerte como la muerte está unida a la vida, uno es antecesor de la una, por lo que podemos decir que la vida antecede a la muerte, ¿a caso antes de nacer tenemos vida? Entonces también la muerte puede estar antes de la vida, pero eso no lo podemos saber con certeza ya que nadie de nosotros recuerda dónde estábamos antes de nacer, lo cierto es que no teníamos vida y sin vida sólo hay muerte por lo tanto podríamos deducir que antes de nacer estábamos inmersos en una especie de muerte inconciente ¿pero la muerte será conciente? Al morir estaremos concientes, simplemente somos materia que comienza su ciclo de reciclaje y volvemos al polvo del cual salimos.
Lo cierto que desde la antigüedad el hombre ha querido perpetuar entre los mismos hombres y prueba de ello es la invención de la escritura, pero, también el ser humano ha inventado diversas formas de escritura, una de ellas fue la momificación des sus seres queridos y que nos habla del culto y respeto y más aún de las ganas de sentir vivo al difunto, para ello le preparaban sus mortajas y hacían toda una ceremonia para acompañar al hermano que se va en sus primeros pasos al más allá.

Bibliografía.

Conferencias

Bárcenas Casas Juan José. “El culto a la muerte”.
De Luna Eric. “Lotería de los 100 nombres que los mexicanos le dan a la muerte”
De Paula Francisco. “La muerte en el mito de las diosas madre”.
Ferro Vidal Luís Enrique. “Las geometrías de la muerte”.
Herrera Alberto. “Morir de a poquito: los mineros de Ranas”.
Malagón Pilar. “Mujer y madre: cuando la muerte llega”.
Mejía Elizabeth. “La momificación como cápsula del tiempo”.
Morena Rodríguez María. “El cuerpo humano y sus rituales a través del tiempo”.
Moreno Edgar. “Historia del panteón de la Santa Veracruz”.
Talavera González Jorge Arturo. “Manifestaciones artísticas en hueso humano”.
Utrilla Beatriz, Prieto Diego. “Los muertos y su interrelación con los vivos. Cosmovisión otomí”.
Vázquez Cabrera Roberto. “El silbato de la muerte”.
Velasco Míreles Margarita. “Entre la paz de los sepulcros”.

Bibliografía Complementaria.

Paz Octavio. El Laberinto de la Soledad. Fondo de Cultura Económica. México 1994.
Varios Autores. La Muerte en la Poesía Mexicana. Editorial Diógenes. México 1970.
Gómezjara Francisco. Sociología. Editorial Porrúa. México 2004
Zarazúa Rangel Jesús. La Muerte en la Ideología del Mexicano. 2007