Cuento

Historia de ningún de lugar
Jesús Zarazúa Rangel

En un mundo lejano y ágrafo, se comenzó a transmitir de padres a hijos las siguientes historias referentes al “dios de sus padres” como le nombraban a aquel que generó la vida en los clanes antiguos y nómadas del sur de ningún lugar imaginado por el hombre.
Es muy probable que la historia haya cambiado con el transcurso de las generaciones, es casi seguro de que el mismo cambio del lenguaje y el idioma hicieron de esta historia, una historia nueva, sin embargo, cuando a ningún lugar llegó la escritura, hubo personas sabias que promovieron el registro de los acontecimientos y de la memoria que hasta a nuestros días le da identidad a cada una de las poblaciones de este mundo. La siguiente historia fue encontrada en la misma tumba del padre Adán, primer hombre que pisó este mundo, aquel que le llamaban: El paraíso terrenal, si el mismo hombre, a quien el creador le dio dos mujeres, la primera perversa y bella; y la segunda, sumisa, cariñosa y abnegada, la más conocida de todas, Eva. El relato que se encontró en los pergaminos de la tumba, es un texto en el cual se revelan algunos secretos jamás contados y mucho menos sabidos por el hombre.
I. La Luz
En un principio todo era oscuro, aparentemente no había nada, sólo silencio y tinieblas. La masa de oscuridad era tan profunda que no se podía ver más allá de lo que estaba permitido ver por el creador, pero ¿quién era el creador? Un ser de luz que habitaba las bóvedas celestiales acompañado por criaturas que él mismo había creado para su compañía, pero en el mundo, habitaban las criaturas de la oscuridad, alimañas, todos hijos de lo que no tiene forma, producto del primer orgasmo que sintió la tierra al sentir recorrer por los siete vértices un suspiro que exhaló la misma densidad. Esos hijos crecieron devorando el vientre a la madre tierra que los albergaba, uno a uno, fueron haciéndose más perversos y serviles. Fue un mundo en el que prevalecía la mentira, el odio y la desesperación. Esas criaturas no tenían alma ni corazón, fueron únicamente seres de la oscuridad cuya función era habitar debajo de las piedras a la espera de la inmundicia humana que más adelante arrojarían los únicos seres de luz capaces de habitar la tierra: los humanos, pero que aún no eran creados por el creador, mientras tanto se reproducían y gemían por toda la oscura tierra cobijada por las tinieblas de su misma soledad.
Un día, el creador decidió convertir esa luz que tenía dentro y la cual se nombra alma, en reflejos de los ojos malignos de aquellos seres sin forma que habitaban en las penumbras. Bajó al mundo de la oscuridad y decidió hacer la luz, e hizo la luz. Rompió los siete vértices que sostenían las tinieblas, uno a uno se fueron deshilando hasta dejar visible la bóveda celeste en la que habitaba el creador y aparecieron las primeras estrellas en el firmamento y entonces en el mundo se creó el principio y el final, la verdad y la mentira, lo bueno y lo malo, el día y la noche. El creador fue el señor del universo, sonrió felizmente mientras las criaturas sin forma eran devoradas por el fuego provocado por la luz y ya no hubo oscuridad, existió la luz.
II. Los primeros seres de luz
Las flores surgieron del cadáver de la nada, las alimañas se replegaron hasta la orilla más lejana del mundo, y el creador comenzó a recorrer su creación, vio que había nuevas criaturas y que la luz las había dotada de un corazón, el cual necesitaba del aire para moverse, del amor para estar sano y vio que era todo esto bueno y decidió festejar con sus criaturas de luz que habitaban con él en la bóveda celestial, sin embargo, no hablaron, no pudieron descender a la tierra, sólo podían presentarse en forma de holograma, a través de un espejo que está situado en la sala principal de la bóveda, ahí se reflejan y se notan transparentes en la tierra, esos eres sólo tienen alma, pero les hacía falta el corazón para poder poner sus pies sobre la tierra. Entonces el creador quiso llevarse a los seres con corazón al cielo y de esa manera festejar todos juntos en la gran sala, pero a estos seres les hacía falta el alma para poder entrar al cielo y entonces el creador se sintió solo y lloró un instante sideral. Reflexionó y entonces al darse cuenta de eso, creyó que era conveniente crear seres de luz, con alma para entrar al cielo y con corazón para poder habitar la tierra y fue así como en la misma tierra mojó un fragmento de la pradera más bonita, llena de flores bellas, de aire limpio y suficiente luz e hizo dos modelos de barro, primero sopló a uno y le nombró Adán, luego a Lilith quien sería su compañera, pero está no accedió pocos días después, ella quería ser igual, además era hermosa y delicada.
Este ser todos los días rondaba a las orillas de la tierra por donde las alimañas se ocultaban, decía sentirse bien, desafiando al creador y a su hombre. Una noche, conoció los orgasmos al sentir la humedad de las caricias provocadas por la música que fue robada por los seres refugiados a las orillas de la tierra a los ángeles, la música fue la primer arma de seducción. Entonces esta criatura de luz exigió a su marido más y más orgasmos, Adán se sintió mal y fue con el creador para platicarle y éste expulsó a Lilith a los confines de la tierra, junto con los seres de oscuridad y la nombró diosa de las tinieblas y de la fornicación. Entonces el creador, viendo que sería bueno que la mujer fuese complemento de su obra maestra, Durmiendo a Adán, sacó una costilla y con ella formó a Eva, una mujer sumisa, abnegada, tanto que se fue convirtiendo en la esclava de su marido y esto sería por los siglos de los siglos y para evitar cualquier intento de igualdad, a Eva le cayó la maldición de la luna, cada luna tendría que sangrar para no olvidarse de su función.
Sucedió que Eva, fue engañada por una serpiente y dio a comer a Adán el fruto prohibido. El creador los expulsó del paraíso y los condenó al frío, al hambre y a la desnudez, se fueron a vagar por otros lugares de la tierra, lugares inhóspitos, donde el sol abundaba hasta a la media noche impidiendo cerrar los ojos. Y ellos dos se fueron cargando para sus descendientes con el pecado permanente. Y la serpiente desde entonces se arrastra y es la representante de lo maligno, por eso de su boca expulsa veneno que mata. La muerte fue instituida como castigo a la desobediencia.
III. La traición a la luz
Un ser de luz que habitaba en la bóveda celestial, se dio cuenta que antes de haber sido creado, sólo existía la oscuridad y la curiosidad le ató a un sentimiento de angustia y desesperación, trató de controlarse, sin embargo, sus ansias pudieron más que él y fue entonces que descubrió que por las noches, tiempo en que reina la oscuridad, ellos pueden bajar a la tierra y lo hizo. En la tierra se dio cuenta que tenía el poder de crear, igual que el creador y sintió poder. El creador al darse cuenta que esto sucedía lo desterró, el ser de luz, lo retó, sin embargo los ejércitos del creador se enfrentaron en cruenta batalla. Arrojando al ser que traicionó la luz y creó en la oscuridad, dejándolo caer desde la bóveda celestial a la tierra, en donde las alimañas lo recogieron y al ver su poder lo adoptaron como su líder, llamándole el adversario.

El adversario anduvo por la tierra buscando la manera de expandir su reino de altanería y mentiras. Una mañana mientras vagaba a los alrededores de los lugares donde habitaban los seres descendientes de Adán y Eva, se dio cuenta de la envidia que le tenía Caín a Abel e hizo que en su pecho hirviera coraje y rabia, obligándolo a matar a su propio hermano, hecho que ocasionó que la tierra cambiara de color y que Caín fuera expulsado hacía los rincones de la oscuridad donde habitaba el adversario y Lilith.
En el lado oscuro, Caín, ser de luz, fuerte por su oficio de labrador, fue visto con buenos ojos por Lilith, quien lo llevó a fornicar, día y noche, hasta que de esa fornicación surgió un hijo de la luz y de la oscuridad, un no-vivo, al que se le pude llamar que es el primer vampiro, ya que jamás muere, pero para vivir necesita alimentarse con la sangre caliente de los humanos y desde esas épocas de oscuridad y lucha entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal, existen los seres hematófagos, que le temen a la luz y a la cruz, la cruz que fue resultado de otra traición, de Judas a su maestro Jesús.
IV. El final de los tiempos
Desde entonces los hombres de ningún lugar procuran reproducirse sólo entre ellos, evitando que la raza se contamine y por accidente alguno de los suyos pueda ser un vivo, ser de luz, y traiga maldiciones para la comunidad que desde hace siglos vive en ese lugar perdido de los demás lugares del mundo, alimentándose de sangre caliente de seres de luz con alma y corazón. Esperan en comunión con el adversario la llegada del final de los tiempos en que el juicio los coloque a la siniestra del creador y sean arrojados al fuego eterno de los infiernos y de esa manera escapar de la tierra, lugar donde han estado ocultos y prisioneros de una no-vida opaca y solitaria, maldita y escondida para los demás seres que habitan la luz sin jamás voltear y reconocer la existencia de la oscuridad.
V.
Las revelaciones están al borde de los tiempos, en las lenguas viperinas de quienes saben la verdad y por ello se sienten al borde del abismo, a punto de caer a ningún lugar.