En la Revista Mexicana de Pedagogía

Jesús Zarazúa quien además de ser escritor de cuentos, poesía y reflexiones, también por su labor docente se ha dedicado a la investigación educativa de manera independiente, como resultado de ello, en la edición 99 de la prestigiada Revista Mexicana de Pedagogía del INACE, que se distribuye a nivel nacional publica el texto "Calidad en la Educación" como primer articulo de dicha publicación que corresponde al mes marzo-abril del 2008.
El texto es el siguiente:
Calidad en la educación.
Jesús Zarazúa Rangel

Para alcanzar a llegar a la concepción de una calidad en la educación, primero haré referencia a el antecedente que quizás haya sido olvidado y que es el por qué la creación de la escuela como una invención humana y también sobre qué es educar y por último entrar de lleno a lo que nos ocupa y que se refiere a la calidad en la educación.

“La actividad educativa no tendría sentido si no fuera por sus objetivos respecto de la sociedad en que se encuentra inserta1” Todos los humanos formamos parte de una macro-sociedad que se va delimitando; en primer lugar somos el género humano, luego somos parte de sociedades especificas (regiones planetarias, continentes, zonas poblacionales, países, estados y ciudades), pero la sociedad mínima en la que estamos interactuando diariamente es la familia, a la que muchos llaman la base de la sociedad. A raíz de esa sociedad familiar en la que nos hemos formado históricamente. Las necesidades de convivencia entre núcleos familiares distintos y sobre todo la necesidad de compartir problemas y objetivos comunes –entre sociedades- ha llevado a la invención de una nueva sociedad donde existan tradiciones, culturas y costumbres distintas y que además se formen no en un solo sentido, sino que, se oriente hacia un crecimiento y desarrollo Inter-social- humano, para tener una mejor calidad de vida. Así surge la escuela en las sociedades humanas.

Una de las preguntas que debemos hacernos es para qué la escuela, o qué finalidad tiene la fundación de una nueva sociedad dentro de las demás.
Al existir varias sociedades familiares –de manera independiente- en un territorio determinado, donde chocaban las costumbres, las ideas e incluso el modo de comunicación y la significación de las cosas, los integrantes de estas sociedades al empezar a convivir y a tomar decisiones donde todos se vieran beneficiados y además permitiera un desarrollo de la zona que cohabitaban, se vieron en la necesidad de formar un lugar donde sus hijos aprendieran esa forma de convivencia, en donde los individuos se hicieran más sociales y humanos, un lugar donde los niños, los jóvenes y los adultos desarrollaran capacidades de pensamiento y adquirieran las actitudes para llevar a cabo la realización de ese pensamiento.

Otra de las interrogantes que debemos pretender respondernos es ¿qué van a hacer a la escuela, los que van a ella?
Tradicionalmente quienes acudimos a una escuela creemos que vamos a que nos eduquen, a que nos “inyecten en la mente y en el corazón, muchos y variados contenidos, conceptos, conocimientos lejanos y desconocidos a nuestra realidad social, política y cultural”2, pero ¿qué es educar?, ¿a quién le corresponde hacerlo? Y ¿para qué hacerlo?
Primero; es verdad que la concepción de asistir a la escuela es para que el discente sea educado, y si recordamos nuestra infancia o adolescencia en una falta que hayamos cometido, en el regaño otorgado por nuestros padres siempre hubo frases como “eso te enseñan en la escuela”, “a eso vas a la escuela”, etc., incluso no podemos olvidar que al llegar a la escuela nuestros padres se dirigían al maestro y le decían “hay se lo encargo, si se porta mal, le da unos jalones de orejas”, y es en ese tiempo donde “las letras con sangre entran” y vemos la cantidad de correctivos (algunos muy inhumanos) dentro de las aulas y en escuelas completas.
Pero en el sentido de la acción de la palabra. ¿Qué es educar?
Paulo Freire dice que “nadie se educa solo, y más aún nadie educa a nadie; los seres humanos se educan en comunión”. La interacción en grupos (sociedades) ha hecho que el hombre aprenda de los demás y que todos y cada uno de los miembros tiene algo que mostrar, enseñar y compartir con los demás. “La educación es un proceso formativo y de participación multidimencional y de interacción cognitiva, psíquica y social enfocado a la formación humana3. Si la educación es una proceso de formación y participación incluyente en todas las dimensiones humanamente posibles, podemos decir que educar es modificar actitudes y conductas; es decir implica la posibilidad de que el educando desarrolle las habilidades, capacidades, dinamismos y talentos para tener una conciencia tanto de su propia dignidad como la del mundo social y natural en el que se desarrolla. Este desarrollo de la conciencia se debe dar tanto en lo individual como en el colectivo y promueve valores de respeto a la vida humana y por tanto debería promover valores mundiales por la convivencia existente entre humanos, ambientes naturales, animales, plantas y todos los organismos que cohabitamos el planeta, en pocas palabras elevar los valores universales e incluirnos todos.

“La calidad de la educación está determinada por el grado que permite al individuo que se educa reconocer valores para saber qué le conviene, adquirir conocimientos para saber cómo alcanzarlo, desarrollar habilidades para poder alcanzarlo, asumir actitudes y adquirir hábitos para desearlo y lograrlo4”, pero primero tenemos que llegar a comprender qué es la calidad en la educación y cómo se puede llegar a ella y promoverla no sólo en la documentación, sino en los hechos reales dentro del aula de clase de cada escuela mexicana.
El plan Nacional de Educación nos dice que “la calidad está orientada al desarrollo de competencias cognoscitivas fundamentales de los alumnos, entre las que destacan las habilidades comunicativas básicas; la lectura, la escritura, la comunicación verbal y el saber escuchar5”. Para llegar a desarrollar en el alumno estas competencias es necesario que la escuela a donde ellos asisten tenga algunas características de escuelas efectivas y esta efectividad se logra no sólo en la preparación del docente, sino en la gestión escolar que “es un proceso dinámico y complejo que va más allá de la organización y dirección, también moviliza, orienta, utiliza recursos en una dirección para lograr propósitos definidos entre todos6”. Para tener procesos de calidad en las escuelas se necesita despertar el interés de todos los involucrados, no sólo alumnos y maestros, sino padres de familia, sociedad y gobierno, pero para que todos interactúen de una manera en que cada quien realice su función correspondientes, se necesita de la gestión, ya que esta aborda los factores que intervienen en la organización y funcionamiento real de la escuela, la relación que existe entre estos y la cultura escolar. Todo este movimiento constante influye en la calidad del servicio educativo; además producir estos movimientos y producirlos bien es una habilidad profesional del docente, ya que dentro de la escuela se generan y practican formas de enseñanza, de convivencia cotidiana –socialización-, entre quienes están ahí inmersos y existen además relaciones entre profesores, directivos y alumnos. Estas relaciones van conformando los estilos de dirección, las implicaciones en las prioridades del plantel de los, padres de familia y de la sociedad entera –incluyendo gobierno-.
Esta autonomía y autocontrol (trabajo en colegiado), da la forma y la identidad de cada centro educativo, su forma particular de organización y gestión se van sumando a la dinámica escolar donde se incluye el contexto, características y acciones de los individuos (de la población) y refuerza la identidad que influye en los procesos de aprendizaje de los alumnos, en la labor docente y en la calidad del plantel.

Ahora nos toca hablar de las características individuales y de calidad de cada plantel educativo. Cómo lograr que en verdad sean de calidad. “El liderazgo de la dirección es de suma importancia, es uno de los mensajes claros que nos ofrece la investigación sobre efectividad escolar7”. Qué pudiera lograr una escuela o cualquier tipo de organización social, si no tiene un líder que vaya guiando y que además tenga conocimiento pleno y visión a corto, mediano y largo plazo de los proyectos para mejorar la calidad. El director debe tener aspectos natos y asertivos, ya que en él recae el peso de la calidad en el plantel y para manejar, convivir, relacionarse, discutir y tomar acuerdos y decisiones hay que tener simpatía y además “un estilo enérgico de selección y reemplazo8”, no sólo de profesores sino de decisiones que afecten no sólo la infraestructura escolar, también la organización y lo más importante que vendría a reflejarse como producto, la educación con calidad.
Dentro de esta empatía, el director líder; tiene que ser incluyente y participativo de la vida escolar que tiene a cargo, debe conocerla a fondo, con problemas y ventajas, además de conocer perfectamente a sus maestros y alumnos para incluirlos de manera plena y conciente en los proyectos de desarrollo escolar y tener junto a ellos los objetivos compartidos, propósitos elaborados por todos, a razón de un beneficio total de la institución y de cada uno de los participantes.

El liderazgo bien empleado creo que puede manifestarse en una escuela por las siguientes características, primero, existe un buen ambiente escolar y de trabajo, resultado de la empatía y conocimiento –por parte de los integrantes- de todos los proyectos y su inclusión en ellos, lo que producirá un ambiente de aprendizaje sano, donde el trabajo se logra no por obligación, sino por satisfacción del alumno y docente por mejorar como personas. Esto lleva a que el ambiente de trabajo sea atractivo, agradable y sobre todo que tenga como uno de sus fines que la enseñanza y el aprendizaje sean el centro de la actividad escolar y todos los proyectos giren en ese sentido.
Dentro de una escuela en donde la planeación está optimizada en tiempo y en actividades de desarrollo en el aprovechamiento didáctico y de trabajo con propósitos claros sobre el desarrollo de capacidades y habilidades del discente, en el cual ha existido –y existe- la comunicación; existen expectativas tanto de la escuela, dirección, docente y alumno y padres de familia e incluso de la sociedad, se está llegando a un liderazgo bien enfocado a la calidad educativa.
Esa calidad educativa no sólo deberá quedarse dentro del terreno escolar, sino que, debe cruzar las fronteras, ser llevada y promovida por todos y cada uno de los que han participado de ella (tanto docente y discente). Cuando se expanda y se promueva, esa calidad educativa, se puede llamar calidad de personas y por lo tanto al haber calidad humana, tendremos una sociedad con calidad, (creo que ese es el propósito fundamental de la educación), que le dará seguimiento y sostenimiento a los proyectos educativos, a la evaluación y funcionamiento de la escuela (y de la sociedad), también pondrá en marcha los derechos y responsabilidades de todos y los llevará a cabo, generando confianza en los individuos y por lo tanto autoestima en ellos y cada parte intervendrá con responsabilidad en el aprendizaje y la enseñanza de las nuevas generaciones (nuestros hijos).
Todo requiere una buena organización y un liderazgo efectivo, incluyente, propositivo y con visión y conocimiento de lo que está haciendo.

Ahora si, después de haber comentado cómo trabajar para obtener recursos que nos lleven a la calidad en la educación y de haber vinculado estrechamente a la sociedad dentro de la educación, y es que, a veces, creemos que la educación está dentro de la sociedad y es ella quien debe de preocuparse por preparar a las personas para ser un individuo sociable y por tal motivo si no estamos inmersos en una escuela (directa o indirectamente) la olvidamos, pero la sociedad entera debe estar preocupada y ocupada por la educación, que hoy más que ser una mera transmisión de conceptos y conocimientos, es la formación de las personas como humanos.
Ya para terminar este ensayo quiero dar mi propia definición de calidad en educación, y es aquella que promueve la conciencia y el actuar de las personas con las demás personas sea cual sea su condición y sencillamente se traten como iguales, como prójimos y además lleva a la responsabilidad ética, social, política y de solidaridad y justicia con un compromiso concreto de transformar a nuestras personas, familias y comunidades, a través del desarrollo de capacidades cognitivas para observar y detectar problemas y además desarrollar las habilidades necesarias para resolverlos, promoviendo los valores humanos, para seguir inmersos en sociedad y en un mundo natural de convivencia, democracia y tolerancia .

Una persona que se ha formado en una educación de calidad cuenta con cinco rasgos distintivos: conciencia ética, respeto a las personas, equilibrio emocional y capacidad para producir obras de calidad, a través de las dimensiones de impacto, equidad, eficacia, eficiencia, pertinencia y relevancia9.
Con todo lo que he mencionado y el análisis que nosotros los docentes realizamos cada vez que estamos frente a un grupo, podemos decidir qué clase de calidad en la educación queremos y más aún qué camino tomaremos para llegar a ella.


Notas.
[1] Sylvia Shmelkes. Hacia una mejor Calidad de nuestras escuelas.
2Samuel Ruiz, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas; Ponencia presentada el 6 de mayo, en la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Guanajuato. Publicada por Expresso, periódico Correo 8 de mayo de 2004.
3 Fernando Hernández López. Aula y práctica docente en Revista Mexicana de pedagogía N.79. sep-oct 2004. p. 6
4 Fernando Solana, secretario de educación publica en 1980. citado por José Ángel Pescador Osuna en Avances en la medición de resultados educativos, en Educación 2001 N. 117, p. 14. feb 2005.
5Programa Nacional de Educación 2001-2006, p. 123
6 Dr. Serafín Antúnez Marcos, conferencia.
7 Gray. 1990, citado en características clave de las escuelas efectivas. Pam Sammons, Josh Hillman y Peter Mortimore. Sep. P. 25.
8 Levine y Lesote, 1990, citado en características clave de las escuelas efectivas. Pam Sammons, Josh Hillman y Peter Mortimore. Sep, p. 31.
9 Fernando Solana, secretario de educación publica en 1980. citado por José Ángel Pescador Osuna en Avances en la medición de resultados educativos, en Educación 2001 N. 117, p. 14. feb 2005.