A 23 años de la muerte de Rockdrigo González, su música sigue viva y sus letras vigentes
Jesús Zarazúa Rangel
Jesús Zarazúa Rangel
Para el Villegas, entrañable amigo y rocanrolero de corazón.
A Gaby, mi compañera en éste mundo descompuesto y loco.
“En este tren de los locos a quién le puede importar
lo que digan los pocos
con credencial de pensar.
En el convoy manicómico a quién le va a interesar
los letreros de señales dispuestos a hipnotizar”
Aunque nació en la Ciudad de Tampico Tamaulipas en 1950, Rodrigo González es el personaje que representa la mayor urbanidad de la “vieja ciudad de hierro” como él mismo nombró a la ciudad de México.
El músico Rockdrigo González, también conocido como “el Profeta del Nopal” perdió la vida en el sismo del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México. Otros lo nombraron el “adalid del rock rupestre” ya que la aportación de su poesía convertida canción dio paso a que mucha gente conociera la cotidianidad de la vida en las vecindades, barrios y colonias clase-medieros de la ciudad más pujante del país en la década de los ochentas y que a través de sus versos se le fue dando vida a cada instante sufrido, gozado y llorado en la ciudad de México.
¿Cuántas veces no hemos escuchado la canción del “Metro Balderas”? y creemos que es una canción del Tri, sin embargo, existen otras muchas canciones de corte urbano que las hizo famosas otro grupo y no su verdadero autor, en éste caso, Rockdrigo, como lo nombraban por haberle dado otro sentido al rock nacional en esos años, es un autor desconocido para muchos.
En las composiciones de Rockdrigo se transfigura una visión del mundo, una visión confusa, paradójica y contestataria que enjuicia, reprocha y satiriza. Empero, su música no intentó la novedad, simplemente eso que ahogaba sus entrañas, desgarró sus canciones y les dio huesos, vísceras, músculos, la vida misma. Cada una de las estrofas de las canciones de Rodrigo tiene vida en si misma y no necesita de la existencia de otra para que se comprenda, sino es en si misma una historia contada y transmitida con todo y el dolor que causó el hecho, por ejemplo en la canción de “Distante instante” el oyente encuentra una versión al dolor que causa la soledad en la inmensidad de la humanidad, hace comprender que no basta que existan miles de gentes si no hay una sola que le dirija a uno la palabra “Si tuviera ilusiones / si existieran razones, / locuras, mentiras, pasiones / no habría necesidad / de pasarme por horas / bebiendo cantimploras / de esta gris soledad / de esta eterna ansiedad.” Después de ello, se intenta que el receptor obtenga un poco de paz y tranquilidad sabiendo que la desesperación no es la muerte y se le ofrece la vida a la muerte en un vaso tan sólo por un distante instante, por un momento muy lejano pero no ajeno a cada uno de nosotros.
A 23 años de su muerte, Rockdrigo González sigue siendo un músico muy avanzado a su tiempo, época y momento.
Pareciera que nunca dejó de crear, de improvisar versos, tonadas y buscar en el lenguaje de la canción popular, el mejor medio para expresar sus preocupaciones existenciales, tanto en la canción irónica como en sus cuestionamientos a las relaciones amorosas, su razón existencial y su crítica social. El Profeta del Nopal fue un iluminado en sí mismo, pues como músico rupestre del rock de los jóvenes de la Ciudad de México, se convirtió en una figura mítica sólo tras su temprana muerte, cuando apenas empezaba a tomar vuelo.
Quizás para muchos el nombre de este personaje sea desconocido, sin embargo más de alguna vez hemos entrado en contacto con él a través de alguna de sus rolas y es que cada vez que vamos a la ciudad de México y nos transportamos por metro y nos toca la suerte de encontrarnos a uno de esos músicos urbanos de guitarra al hombro, pelo largo y armónica, seguramente hemos oído la interpretación de alguna de las canciones de Rockdrigo González.
La primera vez que tuve contacto con alguna de las canciones del máximo cantante rupestre mexicano, fue entre los años de 1995 y 1998 cuando me encontraba en el Colegio de Bachilleres de Querétaro, un amigo (chilango por cierto) fue quien sacó sus cintas (en esos años aún no afloraban los discos piratas) y en una borrachera de viernes a causa del desamor que le causó el rechazo de una de nuestras compañeras del grupo para con él, tomó la grabadora y dijo “hoy aquí se oye lo bueno, lo que siento está aquí expresado” y comenzó esa rola de “rock en vivo” no lo niego que yo también casi lloro en la estrofa que dice “no, no hay manera / de regresar la cinta / tu amor fue un rock en vivo/ dos, tres manchas de tinta / un requinto de jazz / fugaz e improvisado / una imagen en el aire de un pintor apresurado” pero las lágrimas se escurrieron cuando la canción dice (o mejor dicho el poema menciona) “ ya todo es esquema / desde que partió tu barco / máquinas sistemas, estructuran / sin embargo. Un acorde vuela / me platica de una isla / y un navegante herido / para tras tus ojos.” Y después de eso, grabé el caset, fui poco a poco haciéndome de la música de este personaje.
Difícil encontrar la música de Rockdrigo, ya que son pocas las grabaciones existentes; sin embargo hay cuatro discos editados por Pentagrama, los cuales contienen canciones que el mismo Rockdrigo grabó en su casa, otras en radio educación y algunas más, pero muy pocas en algún estudio de la Ciudad de México, sin embargo en Internet podemos encontrar mucho material para conocer a este personaje de la música mexicana, además de ser músico y cantautor, Rockdrigo escribió varios textos, cuentos y narrativas (sin dejar de dibujar la cotidianidad de la ciudad de México y sus habitantes). Entre esos cuentos encontramos el de “Juan Camaney” que más que ser un galán y un naco como el “pirruris” lo hizo famoso; es un policía que enloquece y mata a una ex pareja sentimental cuando ésta está “culeando” con otro en la cama. Los textos que en su mayoría son cortos, hablan de las personas comunes y corrientes, más corrientes y comunes que al pasar los días van “apestando a tiempo”, no dejan de ser ricos en su contenido, sin llegar a redundar en los mismos temas, la ciudad de México le dio a éste creador y recreador los elementos básicos pero importantes para armar “historias urbanas, historias humanas” en donde se exponen “las circunstancias y su hombre y el hombre y sus circunstancias”, es decir en las letras encontramos la polaridad de una cosa llevando a la otra y viceversa, es una dualidad inobjetable e indudable, no todo como actúa el chilango, es por voluntad, hay cosas (“la máquina y los sistemas” ”) que lo llevan a ser a uno de un modo u otro o hacer a uno de una forma u otra (“un anuncio de cerveza me ha vendido ya la forma de mi cabeza”). Hoy en día las historias del profeta del nopal, pueden ser encontradas en cualquier ciudad del país, en cualquier rincón del mundo donde haya llegado la publicidad y los estereotipos que han venido marcando un nuevo estilo de vida y que se van sucediendo de una generación a otra más nueva, cada una con sus particularidades sin embargo, cada una con sus semejanzas a la anterior “aunque tapes y más tapes, ya vendrán días llenos de rigor”.
El único trabajo grabado que Rockdrigo vio en vida fue "Hurbanistorias", una colección de rolas legendarias que para muchos críticos es lo mejor de su carrera. En algún tiempo incluso anduvo pidiendo dinero en la calle, tocando en camiones, esquinas, antros, etcétera. Fue un tipo que profundizó en la manera de ser del chilango, ese dolor de la gente que rueda por las calles: del hambre, la droga, el alcoholismo y todos los problemas sociales que han hecho de nuestra capital un lugar de muchas historias, el centro de influencias tan variadas, desde los niños bien, hasta las bandas de chavos que se agrupan tomando un estereotipo como guía y, en medio del caos y la desolación, se protegen unos a otros, pertenecen a un grupo de seres humanos.
Ya sólo me resta decir que concuerdo con todos los que alguna vez han escrito sobre “el profeta del nopal” en relación que su canción de más alto vuelo es la de “No tengo tiempo de cambiar mi vida” en la cual se habla de “la máquina” (lo cotidiano) que “me ha vuelto una sombra borrosa” (una persona sin identidad ni ilusiones) pero que ”aún tiene tiempo para atracar un buen puerto” ( y es que siempre existe la posibilidad de mejorar la vida si uno se lo propone). Este texto no es una análisis a profundidad del personaje, ni de su obra, es simplemente un homenaje a un hombre que pese a que fue de una época muy distante a la mía ha influido en las letras que me he atrevido a realizar y a publicar, siempre buscando cambiar la vida, encontrando lo que le hace falta para ello en la cotidianidad que vivimos a diario, sin duda la lucha de Rockdrigo no fue en busca de fama en la vida, sino de la vida misma, peleando desde la trinchera más sencilla y ruda a la vez. La calle, el asfalto y el polvo que van cubriendo las ideas hasta hacer desaparecer el pensamiento racional y nos vuelve animales en la jungla de acero que espera únicamente ser redescubierta en cada uno de sus hijos y es “por ese algo que no está / hoy me pongo a cantar / hoy me pongo a pensar. / Aunque sé que a veces no es buena recordar / que las cosas pasadas no han de regresar / y que todas las cosas que hicimos / son parte del viento y del tiempo; así nada más.” Me podría pasar muchas horas hablando de cada una de sus canciones o más bien dicho de sus poesías ya que la estructura y el mismo ritmo de éstas hacen que quién escuche la letra (cantada o recitada) sienta en los mismos huesos como se van carcomiendo, como van dejando de estar rellenos de carne y el tuétano siente el frío de la vida, de los días y del silencio y sólo quien “alguna vez ha estado al revés / sabe bien a que huelen sus pies” de otro modo no se puede comprender el mensaje que se impregna en cada uno de los versos de éste hombre urbano, de éste cronista de las calles, del recreador de las historias de la gran ciudad y no sólo de historias urbanas, también sentimentales y en el caso de dos canciones de temas aparentemente alejados de la urbe “huapanguero” y “oye tu pescador” dos destinos no comunes en la ciudad de México, pero si indispensables en la nación mexicana, por un lado el huapanguero propio de la zona de la sierra gorda, hombre que “dibujando alegrías, haciendo del tiempo un manantial / huapangos que improvisan entre risas y mezcal… poeta del viento…” mantiene la esperanza de vida ya que lucha día a día contra todas las adversidades que comúnmente nos encontramos. Y el pescador, humano que abandona la tierra y su familia para adentrarse al inmenso mar de la desolación, el esfuerzo y porque no decirlo el gozo y la vida en abundancia “rompes las olas / con la proa de tu existir / diez peces un caracol / justifican tu sentir. / conociendo la tormenta / sabiendo lo que es un ciclón / corrientes y brisas marinas / conforman así tu canción”. Es así como a veces nos abandonamos a nosotros mismos y sumergidos en la desesperación encontramos el alivio en algo tan sencillo como la tranquilidad y las brisas que nos traen las esperanzas y las ilusiones. También Rockdrigo dibujo la cotidianidad en que desde entonces ha estado sumergida la mujer del hogar, la “ama de casa”, dándole de ese modo un lugar privilegiado a quien se ha encargado de de sostener el hogar y hacer de el, el dulce hogar para el hombre después de llegar del infierno diario del trabajo en donde “juegan los días / a que tú eres un dibujo / de algún recuerdo / que interpretaste como embrujo / Ahora cansada / tal vez bastante fastidiada / llega el momento / en que no quieres saber ya nada “
A 23 años de la muerte de Rockdrigo González, su música sigue viva, siguen vigentes las historias urbanas, hoy en día no exclusivas al Distrito Federal y no ajenas a nosotros, la modernidad nos ha alcanzado a los mexicanos de todos los rincones de éste maravilloso y conflictivo país, que como dice la canción “si un día tu historia tiene un remanso dejaría de ser ciudad..” y continua con la violencia en las calles, en las casas, con el fastidio por el exceso de trabajo y sigue siendo lo cotidiano lo que sobrevive a todo lo demás. Sigue reflejándose en el asalariado que hay en cada hogar, en cada cuadra y que se analiza a si mismo y sólo puede decirse “ me asomé a mis adentros, sólo vi viejos cuentos y una manera insólita de sobrevivi..” La música de Rockdrigo González está más viva que nunca. Sólo me queda aceptar que “camino automático en una alfombra de estatuas / masticando en mi mente / las verdades más sabidas… y como un lobo salvaje / que ha perdido su camino / he llenado mis bolsillos / con escombros del destino…” y aunque “mientas y más mientas a quién más mientes siempre es a ti”. Las palabras de Rodrigo González viajan a través de los años, sin la necesidad de mucha propaganda publicitaria, ha logrado sobrevivir gracias al esfuerzo de quienes han valorado el legado emocional y espiritual acerca de la conciencia social con que siempre miró al mundo y en especial a la ciudad que lo vio morir bajo sus escombros y no precisamente en la que nació, sino en la que descubrió no sólo un mundo, sino miles de mundos en cada una de sus historias, historias que no están del todo terminadas de contar, pero que si nadie las cuenta, con lo que ha contado Rockdrigo es suficiente para saber que debajo de cada persona, existe un alma y un animal al mismo tiempo que lo hace ser sensible y a la vez violento y que en la lucha sólo se puede llegar a ser “un auténtico campeón olímpico de la muerte”.