La lectura y la escritura
Dos entes fundamentales para una educación eficiente
Dos entes fundamentales para una educación eficiente
Jesús Zarazúa rangel*
“Escribir significa mucho más
que conocer el abecedario
y saber juntar letras…[1]”
Si comenzamos por definir educación eficiente, diremos entonces que es aquella que alcanza sus objetivos en el sentido más extenso de la palabra, es decir, que los alumnos han adquirido habilidades y capacidades para dar una lectura al mundo que les rodea, reconocer los problemas y proponer posibles soluciones. ¿En realidad nuestras escuelas ofrecen una educación eficiente? Es una interrogante sumamente difícil de responder, sin embargo, si realizamos un análisis de las escuelas cercanas a nosotros tal vez nos encontraremos con la desalentadora respuesta de no, no hay educación eficiente en los discentes al termino de un grado escolar e incluso al termino del nivel que han cursado, no es para decepcionarnos, es para que nosotros pongamos mayor atención en lo que estamos haciendo como docentes para contribuir a que la educación sea de calidad y mucho mejor sea eficiente, yo planteo en este ensayo que dos entes como lo son la lectura y la escritura son fundamentales para alcanzar la eficiencia en cada uno de nuestros alumnos. Ambos son parte de un proceso de aprendizaje, la escritura no podría existir si no hay lectura y la lectura no se podría dar si no existe la escritura y tal parece que nos metemos a un laberinto sin salida, pero no es así, es muy simple ya que para que surgiera la escritura que es la mayor invención del ser humano, tuvo primero que pasar por un proceso de lectura del mundo, de observación e imitación de lo observado, pájaros, el medio ambiente, los ríos, los demás animales, etc., después de ello las sociedades humanas en sus primeros días como seres humanos dejaron de ser seres ágrafos y pasaron a ser seres con conciencia comunicativa, pero para que esa conciencia comunicativa cumpliera su función de dar a conocer pensamientos, conocimientos, emociones etc., se creó un códice con sus significantes y significados y de esa manera no sólo surgió la escritura, sino que se fue complementando el habla que desde entonces no ha dejado de evolucionar hasta nuestros días.
“Leer y escribir son instrumentos poderosos que permiten repensar el mundo y reorganizar el propio pensamiento, donde interpretar y producir textos sean derechos que es legítimo ejercer y responsabilidades que es necesario asumir[2]” para un desarrollo no sólo individual sino un desenvolvimiento social que tendrá que verse reflejado en los avances en cuanto a la calidad del ser humano, leer y escribir nos permiten repensar las cosas que conocemos del mundo, en este lapso cognitivo podemos cambiar nuestras concepciones que tenemos sobre tal o cual conocimiento, nos permite llegar a la reflexión, el intercambio de emociones que se producen en nuestro interior y en base a ello podemos ir solidificando nuestras aseveraciones, sin embargo también podemos cambiar nuestras posturas que para nada es malo, nos permite crecer más cuando de manera concienzuda cambiamos nuestras formas de pensar y actuar en base a una reflexión introspectiva fundamentada en diversos autores que hablan desde sus conocimientos de un tema determinado; y es nuestro derecho escribir y rescribir algo ya escrito ya que lo que está escrito no está terminado y requiere de lectores que después de vuelvan escritores para complementar lo que se está escribiendo y el asumir responsabilidades es algo que nos ayuda a ser más eficientes ya que nos da una personalidad inconfundible que nos vuelve personas no números ni estadísticas, es decir, nos vuelve un ser humano con nombre y conciencia de si mismo y del mundo.
El problema de la lectura y la escritura no es particular de los alumnos, es un problema cuando menos en nuestro país parece ser general y se da tanto en niños de primaria, adolescentes de secundaria y jóvenes de preparatoria, en todos ellos, cuando se les indica que realicen un texto libre surgen preguntas como las siguientes “¿De cuántos renglones? ¿Tiene que ser de nuestra mente? ¿Por qué nos martirizan haciéndonos escribir?” Para comenzar a decir algo, creo que el problema viene desde los docentes ya que muy pocas veces los vemos realizando una lectura y casi es nulo el que veamos de nuestros maestros algún escrito, publicado en cualquier parte (periódico mural, escolar, regional, etc.), por lo que los discentes también tienen la firme convicción de que la lectura y la escritura no es para personas normales y que son actividades que realizan personas aburridas que no tienen amigos o que no les gusta salir a divertirse. En las escuelas en las que he laborado me encontrado con este problema de la falta de lectura y por ende la falta de producción de textos.
“El verbo leer no tolera imperativos[3]”y en realidad, el que pretendan obligar a uno a leer, sólo ocasiona que uno no lea. Recuerdo cuando cursé la preparatoria y que el profesor de historia, de español y en otras asignaturas nos dejaban leer algún libro y luego realizar un ensayo, que por cierto después de muchos años conocí sus características, la mayor parte de mis compañeros y me incluyo, no leíamos con entusiasmo, lo hacíamos por realizar un ensayo que tenía un valor para la calificación y cuando nos encargaban libros a leer y no teníamos que realizar nada o sólo comentarios eran muy pocos los que leían el libro en cuestión. Con el paso del tiempo me fui aficionando a la lectura y mucho más a la escritura, pero fue un proceso marcado por algunos aspectos pocos usuales, el primero de ellos fue, el recordar aquellas leyendas y esos cuentos y relatos que siempre realizaba mi maestra en primero y segundo grado de la primaria, el recordarlos aún hoy en día es algo maravilloso que me permite recrear la imaginación. El otro aspecto fue que en la preparatoria dos de los maestros que me impartían clases escribían en una revista que era producida por el sistema del Bachiller en el que estaba inscrito y esa revista se distribuía a los alumnos, yo recuerdo que siempre la buscaba y gustaba de leer a mis maestros y eso me hacía pensar en que yo algún día también podría publicar mis cuentos, poesías, reflexiones y pensamientos que desde la secundaria comencé a escribir y a guardar bajo el colchón por miedo a las burlas de los demás. La lectura es un acto personal e íntimo de cada persona que la realiza, es un encuentro con uno mismo, con el yo oculto, es algo que no se puede ni se debe obligar a realizar. Nuestra naturaleza humana por si sola nos ha hecho darnos cuenta que aprendemos imitando, que desde hace miles de años hemos a prendido a hacer cosas imitando no sólo a la naturaleza sino a otros hombres, entonces, si nosotros los docentes somos vistos por nuestros alumnos con un libro bajo el brazo o somos sorprendidos en la cafetería de la escuela leyendo, es muy probable que nuestros alumnos comiencen a hacer lo mismo, que ellos también empiecen a leer algunos libros, yo ya lo he hecho y les puedo compartir que los alumnos que han intentado seguir ese camino, traen el mismo libro que yo y les he preguntado el por qué, a lo que me han respondido, es que parece muy interesado y me da curiosidad saber qué es lo que le atrapa de esa manera. De manera intencionada en clases he llevado los comentarios sobre el libro, los demás alumnos también se interesan y he visto a algunos más llevando un libro bajo el brazo para leer. El poder vincular las ideas de los libros en las clases es un poco difícil, ya que a veces se está leyendo cuentos o novelas o los contenidos tienen qué ver con situaciones fuera del contenido de los libros que leen los discentes, sin embargo, el darle unos minutos al termino de la clase si genera que exista el interés por la lectura, ¿y de la escritura qué? Para nada me he olvidado de la escritura, es preciso ir por pasos y el primero creo que debe ser la lectura ya que ella motivará la escritura, recreará la imaginación de cada uno de los alumnos que son escritores en potencia, pero la escritura tiene mucho peso ya que quien desarrolla esta habilidad puede proponer transformaciones sustanciales sin perder su identidad que también ha adquirido por medio de la lectura. La lectura y la escritura son capaces de “formar seres humanos críticos, capaces de leer entre líneas y de asumir una posición propia frente a la sostenida explícita o implícitamente por los autores de los textos que interactúan en lugar de persistir en formar individuos dependientes de la lectura del texto[4]”. La lectura nos da identidad y la escritura independencia y ambas constituyen una parte fundamental de la educación eficiente y la educación eficiente permite que el hombre verdaderamente sea un ser humano, es decir un ser con principios y valores, con tolerancia frente a los demás modos de pensar, conocedor que el hombre es un ser inacabado y que sus obras son perfectibles, no perfectas, y que hay que trabajar con independencia para alcanzar las metas que se han planteado, ¿pero cómo es que la escritura nos da esa libertad? Pues es simple, cuando comenzamos a leer a uno y otro autor, dejamos d creer lo que creemos y que leímos en una sola ocasión, buscamos tener diferentes opiniones desde distintas perspectivas y de ese modo ir creando nuestra propia concepción de tal o cual cosa, de esa manera vamos recogiendo pequeñas imágenes de los diversos autores que al juntarlas nos permiten tener una imagen nueva, distinta, fresca y que es nuestra, nosotros la hemos creado y desde ese momento la defendemos y se convierte un algo completamente distinto, autónomo y libre y a su vez representa nuestra idea o pensamiento y nos da la libertad porque la hemos construido de partes distintas es como realizar un collage, sin embargo no se le notan los remiendos o añadiduras ya que se constituyó de una sola pieza, es como fundir muchas ideas y después moldear una sola con nuestras propias ideas y apropiaciones que obtenemos de los demás.
Cuatro formas de ver a la lectura.
Siempre existe la interrogante de cómo ver la lectura y hasta qué punto debemos considerarla y es que a veces sólo la vemos como parte de algo común y ordinario que hacemos, pero en realidad con qué profundidad debemos de observar la lectura, para ello yo propongo que la veamos de cuatro maneras, cada una de ellas anteponiendo a la otra y la siguiente ampliando nuestra visión sobre lo que leemos:
Primer forma de ver la lectura es como la codificación de signos, es decir, ver a la lectura como un conjunto de símbolos que tienen un significado, si codificamos esos signos nos daremos cuenta que tienen un significado propio y entonces podemos literalmente leer lo que está plasmado en esa simbología. Para poder realizar esta codificación es necesario conocer los signos y su utilización en nuestro entorno. En nuestra cotidianeidad esos signos son las letras y los números que nosotros conocemos, entonces cuando vemos por ejemplo el número 1000, sabemos que el uno tienen el valor de la unidad y que los tres ceros a la derecha significan un millar y podemos decir que el conjunto de esos cuatro signos tiene una equivalencia al valor mil, lo mismo sucede cuando ustedes están leyendo esto y observan que está escrita la cantidad con número.
La segunda forma de ver la lectura es la de significación de signos, es decir darle el valor a esos signos, saber que la aglomeración de signos constituye una simbología que repercute en nuestras ideas, en lo que nosotros pensamos ya que nos forma una imagen mental que nosotros constantemente estamos repitiendo y alimentando y cuando la veamos nuestra mente enlazará con la imagen que nos hemos creado con anterioridad.
La tercer forma de ver la lectura es la de comprensión de significados, muchas de las veces cuando leemos nos quedamos en las dos primeras formas de la lectura y es por eso que no recordamos cuando alguien nos cuestiona sobre algo que hemos leído, la memoria fotográfica no se está estimulando ya que fue como ver la imagen en el momento pero no guardarla en un negativo o hoy en día en nuestra memoria digital, es como si acudiéramos a un lugar o evento sin tomar ninguna fotografía que eternice el momento y después sólo lo recordáramos, pero ese recuerdo cada vez, con el paso del tiempo, se va volviendo borroso e indescifrable y la imagen se va desvaneciendo hasta que por fin llega a su extinción y no queda nada, pues bien, la tercer forma de ver la lectura es llegar a eternizar lo que hemos codificado con anterioridad, darle su significado y por fin comprender el contenido de ese conjunto de simbologías.
La cuarta forma de ver la lectura es la apropiación de los significados, es decir, hacer nuestra esa simbología, no basta con llegar al nivel de comprensión, este último nivel que planteo es mucho más complejo, es llegar a un estado crítico. Después de que el lector a comprendido el contenido de los signos lingüísticos, se debe apropiar de ellos, es decir, conocerlos en su interior y exterior, esto permitirá que pueda dar su críticas sobre lo que ha leído, argumenta esas críticas e incluso propone algo nuevo sobre lo escrito, en este paso, la lectura provoca y despierta escritura, ya que el lector no sólo es lector, sino, ha alcanzado un nivel superior que es el de crítico y por lo tanto tiende a escribir sus criticas y tenemos un nuevo escritor, a una persona más que utilizará la escritura como medio de transmisión de emociones, sentimientos, ideas, pensamientos y conocimientos.
Si en nuestras aulas promoviéramos la lectura de manera conciente y se alcanzara llegar a los cuatros niveles, tendríamos alumnos mejor preparados para enfrentar las diferentes circunstancias del mundo real, tendríamos personas inconformes en muchos sentidos, cuando hablo de inconformes me refiero a personas que tienen ambiciones y luchan para ser mejores humanos, mejores en todo y no se conforman con lo que hay y existe, estos inconformes son innovadores, creadores, investigadores, analistas, críticos, personas propositivas y por supuesto con un amplio criterio y decisión en momentos cruciales de su vida personal y en la social.
* Licenciado en Educación Secundaria con Especialidad en Biología por la Escuela Normal Superior Oficial de Guanajuato. Subsede San José Iturbide.
[1] Daniel Cassany. “La cocina de la escritura” Pág. 13.
[2] Delia Lerner. “Leer y escribir en la Escuela” pág. 29
[3] Daniel Pennac. “Como una novela” pág.11
[4] Delia Lerner. “Leer y escribir en la escuela” pág. 40