PECADO
ANGEL DAMIAN
En el día, mi mejor momento es cuando me dirijo a la iglesia principal del pueblo.
Aunque camino unos cuantos km. para llegar, la distancia se me hace corta por el hecho de ir a ver a quien amo.
Desconoce mis sentimientos, porque no me atrevo a confesarle que es él, el responsable de que exista con la ilusión de despertar cada día, que sueño noche tras noche con besar su boca, al escuchar esa gruesa pero dulce voz me hace suspirar…
Es todo lo que siempre imaginé tener para mí, compartir mis experiencias, mis dudas, mis deseos, que nos fundamos en una sola persona y que él sienta lo mismo por mí…
Desde el primer momento que lo vi, sentí un raro escalofrío, sus ojos café oscuro me miraron intensamente, el corazón me ardió por acelerar sus latidos tan repentinamente, estuve a punto de caer frente a él, puesto que mis piernas flaquearon y apenas podía mantener el equilibrio, la sangre, era, como si por primera vez recorriera cada parte de mi cuerpo y cuando el pronunció: “El cuerpo de Cristo “ y me cedió de la sagrada hostia… me enamoré…
La esperanza
Takmy
Me siento ansiosa de volverá a verlo
Y a la vez tengo miedo…
Miedo de verlo en mis sueños.
Pero no puedo evitar sentirme enejada
¿Qué le sucede?... hacerme esto a mi…
¿Quién se cree?
Que coraje me da no poderle hablar
Para decirle todo lo que siento por él.
Pero mañana será otro día y tengo
Fe en que todo se aclarara para bien de los dos.
Tengo la esperanza de que haya sido un mal entendido,
Su pasado no era un secreto, y aún así, sabiendo lo que
Había echo antes de conocerte, confié en él.
Nuestra convivencia fluía de tal forma que
Otras personas envidiaban la armonía que
Había entre los dos…
Talvez no lo vuelva a ver, talvez nunca existió.
Ni siquiera se como comenzó todo, fue un impulso
Momentáneo el que me hizo acercarme ese día de
Abril.
Pero algo era seguro yo lo amaba y confiaba en que
El me amaba a mí…
Cochino calcetín y pensar que me ilusioné con este
Calcetín amarillo después de buscarlo toda la noche,
Por fin a dormir…
8:30 de la mañana ¡ha! Esta roto.
En paz
Teriana
Tendida en una cama
Escuchando mis latidos
Un corazón que antes luchaba
Y hoy se daba por vencido
Un segundo tras otro
Su ritmo aminoraba
Un corazón roto
Que sus penas lloraba
Ya no volvería a latir
Ni llorar por tonterías
Que antes lo hicieron sufrir
Ahora terminaban con mis días
No quería que se culparan
Por mi ida prematura
Sabía que hoy se lamentaban
Sin que fuera suya la culpa
Sólo una persona debía
Culparse por mi partida
Ese chico que no sabía
Que por él, yo di mi vida
Iván era su nombre
El que mi mente abarcaba
Soñando alguna noche
Poder tomar venganza
Yo que tanto lo quise
Y él: amor me juraba
¿Qué daño yo le hice
Para merecer esa jugada?
Haberme cambiado por otra
Cuyo hechizo lo embrujó
Pero yo acepto mi derrota
Ya que todo hice por amor
Hasta luego ‘amor querido’
Llegó mi hora de morir
Pero una cosa yo te digo:
En paz no vas a vivir
"Está aquí, lo sé"
Clau Julián
Está aquí, lo sé. A cada segundo que pasa me doy cuenta de que el momento llegó.
Sí, definitivamente se haya, me mira desde lejos y comprendo que puede oírme, verme y sobre todo sentirme.
Se sienta a esperar en un rincón, me mira con una sonrisa, quizás presiente que ya la reconozco.
Dicen que para cada persona es distinta pero, ¿en qué puede ser la mía diferente?
No lo comprendo, se supone que este debería ser un momento inolvidable, inimaginable pero es solo otro día sin nada extraordinario, allá afuera un mundo que continúa con su existencia, unos felices, otros tristes, deprimidos, enojados y tal vez otros en mi misma situación preguntándose lo mismo que yo.
Me dan ganas de decir cosas, hacer cosas, pero desgraciadamente no es posible, me hallo atado a este lugar…un escalofrío me recorre pues en el rincón unas sombras aparecen ¿podrían ser acaso almas en pena? ¿Mis antepasados? ¿El producto de mis acciones? O solamente mi mente engañándome de nuevo.
Un suspiro sale desde mi pecho y mi mente divagando, las personas hace…error, hacemos cosas sin pensar, tomamos acciones en un determinado momento, pero luego notamos que fueron solo impulsivas y quizás si hubiéramos pensado mejor las cosas, decisiones mejores se nos habrían ocurrido…pero ahora ya no tiene importancia. Lo hecho, hecho está y lo escrito, escrito está.
Yo siempre he pensado que todo tiene una razón…pero ahora no hallo una para este momento, no encuentro lógica alguna. Si de verdad debo morir ¿por qué no lo he hecho ya? El tiempo goza en torturarme al igual que la muerte.
Miro al techo ¿y qué veo? Un techo de cristal, adornos en oro, plata y muchos metales costosos que millones de personas gozarán después de mi.
Siempre añoré la fama, la gloria y sobre todo…el poder. ¡Sí! Eso es lo que me falló…¡ese fue mi error!...el ser egoísta, ego maniaco y todas las cualidades detestables que una persona puede tener en esta vida.
Arruiné vidas y terminé con muchas en un capricho que al final no tuvo sentido…quería más de lo que yo podría tener…abusé mas de lo que debía y ahora estoy pagando en vida y luego pagaré en muerte.
Una guerra, ese fue mi capricho. Quería más territorios y ser el….eso no importa ya en unos minutos todo habrá acabado pues la muerte se levanta del rincón y lentamente viene hacia mi, debo agregar algo, no es como la pintan, no trae su guadaña, no, no la trae y no es un esqueleto, no, no lo es.
Empiezo a oír un ruiseñor, una música tan bella y dulce que te invita a dormir por siempre.
- Mi señor, creo que ya no hay remedio.-dijo el doctor hacia mi.
No pronuncié palabra.
- Lo habían envenenado desde hace mucho tiempo, es increíble que no lo notaran los catadores.-
Veía al doctor y al mismo tiempo a la muerte, creo que me encuentro entre los dos mundos…me gustaría comentarlo, pero ya no es posible. Los párpados me están ganando y mi cuerpo se debilita.
-No se preocupe siempre será recordado como VI el emperador de China.-fue lo último que logré escuchar…antes de dormir por siempre
Decisiones
Kfer Rivera
Juanito es un niño solitario, vive y trabaja todos los días bajo los abrasadores rayos del sol en la calle principal.
Su rostro está cubierto por pintura blanca, la nariz es resguardada por un pedazo de plástico rojo, viste ropa sucia, rota…y los ojos están llenos de tristeza.
Siempre ha sido así para Juanito, la suerte no ha estado de su lado, la vida le ha jugado chueco…
A la espera de la luz verde en el semáforo, el pequeño Juan lanza sus pelotas de colores haciéndolas dar vueltas en el aire y segundos antes de que aquella luz roja cambie, se acerca y extiende su pequeña mano llena de tierra pidiendo dinero a los conductores. Unos lo rechazan con las ventanillas arriba y otros le dan unos cuantos centavos con gestos de piedad, pero ¿qué han hecho ellos por él? ¿Darle dinero?
Pienso que sería mejor no darle nada material, sino, darle amor y cariño, ayudarlo con la tarea y ser su compañero por siempre. Ser esa figura que nunca tuvo: Poder ser como su padre.
Estas ideas no se han ido desde que lo conocí, pero sé que nunca podrá ser… Mi familia se opondría, todos ellos. Mis padres, hermanos, mi esposa, mis hijos. Pero ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué renunciar a este deseo? ¿Por qué no dar la oportunidad que a mí me otorgaron? Sin embargo, sigo aquí, sentado cómodamente en este asiento de piel, protegido por el techo y vidrios oscuros de mi auto viendo a ese niño, como si nada pasara, mientras estas ideas cruzan por mi mente. Mientras lo veo debajo de ese semáforo, me veo reflejado… Sigo viéndome con harapos y el rostro sucio, perdido, solo, hambriento y siempre triste.
La vida es así, para unos cuantos es justa y para otros no.
¡Maldita sea! ¿Qué debo hacer? ¿Debo seguir mis sentimientos o sería más fácil olvidarlo? Pero… ¿cómo olvidar? Esto me seguiría de por vida…el remordimiento y me odiaría por siempre, ¡sí! Me odiaría, me odiaría por ser un cobarde, un maldito y despreciable cobarde sin corazón… y me quedo pensando si en verdad me faltaría el coraje, el valor de subirlo al carro y desde ese preciso momento hacerlo parte de mi vida…de mi familia.
¡No! No puedo dejarlo ahí, la luz está a punto de cambiar su color rojo por el verde en el cual tendría que avanzar y pasar a su lado abriendo la ventanilla para después de darle unas cuantas monedas, alborotar su cabello con un rápido movimiento de mano y seguir adelante, con mi vida, como si nada de esto hubiera pasado, como si nunca hubiera pensado en esa posibilidad de hacer feliz a ese niño, a esa pequeña vida y de pronto… Los sonidos de los cláxones me despiertan y me veo avanzando detrás de los demás automóviles haciendo lo mismo de todos los días, en el mismo minuto, bajo el mismo semáforo, al lado de Juanito que después de alborotarle el cabello, me sonríe con gratitud…